Valme. 2011.
Nada más nacer mi hija y llegar a la sala de postparto se enganchó solita. Llegó (no recuerdo si era enfermera) y me dijo de lejos sin acercarse "Ah! Ya se ha enganchado?" y se fue. Me sentí sola, sin saber si todo iba bien, si tenía buen agarre y demás. De hecho no lo tenía por todo lo que me ocurrió después en casa (grietas, muchísimo dolor...).
Mi marido recuerda que alguien pasó a decirnos que si necesitábamos un biberón se lo pidiéramos, sin más. La primera noche la pequeña no paró de llorar desconsolada, nos acercamos al nido y la mujer que nos atendió sí se mostró preocupada y cariñosa y me estuvo dando pautas.
En general me sentí muy sola con el tema, apenas tuve información previamente en las clases preparto ni ayuda en el hospital salvo esa mujer. Suerte que leí mucho sobre lactancia embarazada y sigo a día de hoy porque me encanta y estuvimos casi 4 años lactando
Elisabeth
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