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Mostrando entradas de noviembre, 2018

Lágrimas blancas

Su corazón se estremeció cuando escuchó los latidos del mío. Un par de lágrimas recorrieron su rostro emocionado, impidiéndole ver con claridad aquellas primeras imágenes de mí; apenas un puntito, pero suficiente para saber que su amor por mí ya era real e incondicional. Ya hacía unos días que sabía de mi existencia, pero todavía no había podido experimentar nada especial en su cuerpo que le permitiera saber a ciencia cierta que estaba embarazada, más allá de la palabra “positivo” escrita en un papel. Vivía en un estado de ilusión contenida, que por el momento sólo compartía con papá. Yo era el fruto de una planificación pormenorizada. Mamá tenía una enfermedad autoinmune que afectaba a su sistema digestivo, así que debía contar con el permiso de los médicos para cumplir su sueño de tenerme. Además, por motivos de trabajo vivía en otra ciudad. A papá y a ella les separaban quinientos kilómetros que salvaban cada fin de semana a golpe de ferrocarril. Dicen que todos los niños nacen c