En
estos 2 años de residente de matrona he podido observar cómo mi
profesión va cambiando, y para bien, estamos volviendo a nuestros
orígenes.
En
los años 70 el parto pasa a ser completamente hospitalario,
medicalizado y con una actitud intervencionista. Es cierto que se
redujo la morbimortalidad materna y fetal, pero aparecieron otros
grandes problemas, se ha demostrado que estas intervenciones eran
excesivas o innecesarias en la mayoría de los casos. Al parto se le
da el mismo tratamiento que a una enfermedad y empezamos a realizar
una serie de prácticas como episiotomías sistemáticas a todas las
mujeres, instrumentación del parto y cesáreas. Además la
industria potenció absolutamente la comercialización e implantación
de las leches artificiales, y la lactancia materna pasó a un segundo
plano.
A
finales del siglo XX hay un movimiento social en el que la mujer
piensa que la principal protagonista del parto es ella y por lo tanto
es quien tiene que decidir. Es entonces cuando disponemos de un gran
número de revisiones científicas que motivan el cambio de actitud:
el apoyo continuo a la mujer embarazada hace que disminuyan las
necesidades de analgesia, los partos instrumentados y aumente la
satisfacción y el empoderamiento de la mujer. La libre posición en
el parto acorta los expulsivos, los partos instrumentados, las
episiotomías, el dolor, las alteraciones de la frecuencia cardiaca
fetal.
Las
matronas hemos sido las ideólogas del cambio en la asistencia. Las
cesáreas bajan cuando en los partos sólo participan las matronas, y
no lo digo yo, si no la evidencia científica. Además de aumentar
las tasas de lactancia materna exclusiva y la disminución de costes
sanitarios. Las mujeres se sienten mejor preparadas y apoyadas
durante el parto si son atendidas por una matrona.
Por
eso la importancia de matronas en la planta de puerperio, porque es
donde se inicia la lactancia materna, y donde muchas mujeres reciben
los primeros consejos sobre ésta, y si no reciben una orientación
eficaz, posiblemente la lactancia materna fracase.
Queridos
profesionales sanitarios: hagamos algo, nos estamos cargando las
lactancias. No basta con recomendar a las mujeres cuando tienen un
problema, dar leche artificial en biberón, existen otras muchas
alternativas. Lo prioritario es averiguar la causa por la que no
funciona el amamantamiento. Para ello, las matronas están en
continua formación y motivadas para estar al día en las últimas
investigaciones sobre la materia. Es fundamental un buen
asesoramiento especializado por parte de los grupos de madres de
apoyo a la lactancia y los grupos de crianza liderados por las
matronas de primaria.
Durante
la mayor parte de la historia de la humanidad casi todas las madres
han alimentado a sus niños de forma natural, pero la industria
farmacéutica potenció la lactancia artificial. Las madres,
antiguamente, tenían mucho más claro cómo amamantar y mucha más
confianza en su capacidad para hacerlo, ya que lo veían
frecuentemente. Desde hace unos años "hemos dejado de verlo".
Aunque
la alimentación con leche de fórmula sea segura, ésta no
proporciona los beneficios protectores que sí aporta la lactancia
materna. Con la lactancia materna, los recién nacidos van a tener
una mejor salud a corto y largo plazo. No me cansaré de insistir en
los beneficios de la lactancia materna, tanto para el niño como para
la madre. Y es que la composición de la leche materna es inimitable,
se trata de un alimento que además de nutrientes contiene
inmunoglobulinas, que son necesarias para proporcionar defensas a su
todavía inmaduro sistema inmune.
Todas
las mujeres estamos capacitadas para amamantar
La
famosa frase “Dejé
de dar el pecho porque no tenía leche”,
lo que en términos científicos se conoce como hipogalactia es una
enfermedad rara, que afecta a mujeres que tienen otros trastornos
como hipotiroidismo no tratado, retención de placenta, síndrome de
Sheehan, agenesia del tejido mamario, etc. Como podemos observar, son
enfermedades muy poco frecuentes las que imposibilitan a una mujer
dar el pecho.
La
mujer debe confiar en sí misma y en su cuerpo; la mama está
diseñada para producir la cantidad de leche que el bebé necesita.
Nadie duda de sus riñones, ¿por qué sí de sus pechos?
• Capacitar
a todo el personal de la salud, para que no haya diferencias de
criterios sobre lactancia materna.
• Colocar
al bebé sobre el pecho de su madre inmediatamente después del
nacimiento, en contacto piel con piel. En la primera hora postparto
hay que fomentar la lactancia materna.
• Pide
ayuda de cómo se debe de colocar al niño, para asegurarnos un buen
agarre y una buena transferencia de leche. La lactancia no debe
doler, si duele es que hay un mal agarre y saldrán grietas en el
pezón, con el consiguiente riesgo de abandono de lactancia materna.
• No
dar biberón de complemento. No hacen falta ayudas. El bebé que ha
tomado biberón tiene menos hambre y mama menos, y la falta de
estímulo provocará una menor producción de leche en la madre.
• Si
por razones médicas necesitara algún líquido suplementario, lo
mejor es dárselo con cucharilla, vaso, jeringa en vez de usar
biberón.
• Lactancia
materna a demanda, cuando el bebé lo pida y el tiempo que quiera.
Nada de 10 minutos en cada pecho y cada 3 horas. Es importante no
quitar al bebé del pecho hasta que se suelte solito, porque la
composición de la leche varía a lo largo de la tetada; al principio
el contenido en agua es muy alto, y al final de la toma hay más
contenido en grasa, por ello, si quitamos al bebé demasiado pronto
del pecho solo habrá tomado agua, que le deja saciado por poco
tiempo y además no cogerá todo el peso que debiera.
• Se
pone al niño al pecho siempre que esté en alerta tranquila
(despierto y mirando a su alrededor, tal vez chupándose los
puñitos). No hay que dejarle llorar.
• Asegurarnos
que el bebé realiza de 8 a 12 tomas diarias.
• Durante
las primeras semanas no dejar dormir al bebé más de 2 horas
seguidas por el día, y más de 3 por la noche, porque pueden
experimentar una pérdida excesiva de peso los primeros días de
vida. Una vez haya recuperado el peso del nacimiento y su aumento de
peso sea correcto ya sí podemos dejarlo dormir las horas que sean.
• El
recién nacido experimenta una pérdida de peso totalmente
fisiológica del 7-10% de su peso inicial los primeros días. No hay
que alarmarse, a lo largo de los primeros 10 días lo recuperará.
• No
usar chupetes, ni biberón, ya que interfiere en el aprendizaje de la
succión del pecho.
• La
succión del bebé, al estimular el pezón y vaciar el pecho,
provocará que éste fabrique más leche: cuánto más pongas al bebé
en el pecho, más leche producirás.
• Muchas
mujeres piensan que no tienen leche porque el bebé pide muy
frecuentemente, pero esto es normal, los recién nacidos pueden mamar
cada hora.
• Cuidado
con creer que el calostro no es suficiente y comenzar con suplementos
en los primeros días. El calostro está totalmente adaptado a las
necesidades del bebé.
• Muchos
profesionales indican la suspensión de la lactancia materna por la
toma de ciertos medicamentos, cuando no sería necesario. Puedes
revisar en la web de APILAM la compatibilidad de los medicamentos con
la lactancia: www.e-lactancia.org.
• Una
mala ganancia de peso se interpreta como una incapacidad para
amamantar; y muchas veces corrigiendo la técnica corregiríamos el
problema de peso.
• El
papel y la actitud de la pareja y de la familia son fundamentales
para el éxito de la lactancia.
• Fomentar
el establecimiento de grupos de apoyo a la lactancia materna y
procurar que las madres se pongan en contactos con ellos a la salida
del hospital.
Recomiendo
a las madres con problemas que recurran a la ayuda de profesionales
de la forma más pronta posible. Por ello, defiendo la necesidad de
incentivar las consultas de lactancia en los hospitales, la presencia
de matronas en planta de post-parto y más matronas en atención
primaria, para ayudar a las madres que lo necesiten a identificar los
factores que puedan interferir en la lactancia y solventarlos desde
el principio.
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