Nadie ha dicho que ser madre sea fácil y si es de mellizas menos.. pero con paciencia, dedicación y mucho amor se consiguen metas que pueden parecer imposibles de alcanzar.
Hoy quiero contaros mi experiencia no para que me alabéis ni piropeéis sino para que pueda servir de ejemplo, de empuje, a aquellas madres ( o futuras madres) de mellizas-os y piensen que es imposible darles el pecho.
Os pongo en situación, soy madre porque era el sueño de mi vida. No tengo pareja y decidí que ya no esperaba más. Todo muy bien menos la recta final del embarazo que empecé a tener serios problemas con la presión arterial. Tanto que las peques nacieron por cesárea ( casi de urgencias) y yo tuve que estar más de 15 horas en observación tras el parto ( separada de mis niñas, completamente perdida) y mi MADRE ( el otro gran tesoro que tengo en la vida) sola con las dos peques. Diréis que por qué os cuento este royo, ahora veréis...
Yo había leído mucho sobre embarazo, parto, lactancia,.. pero la realidad es otra. Te ves sola, cansada, perdida, insegura,... y haces lo que te dicen las profesionales:-“Hay que darle ayuda a las niñas porque son muy pequeñas, se les baja el azúcar, aún tienes poca leche,..”- nos decían a mi y a mi madre. Pues nada, yo muy obediente les daba el bibi y el resto del tiempo las ponía sobre mis pechos. Hasta que ellas, mis guerreras, mis campeonas, consiguieron sacar lo mejor de mi ( ese superalimento “sagrado” que la naturaleza nos ha brindado a las mamás). Y ellas no querían bibi, eran querían teta, y esta mami primeriza perdida se empoderó y dijo: -“fuera bibi, voy amamantarlas a las dos, hasta los 6 meses con LME.”-
Y me dan el alta y me veo en casa, sola ( me refiero sin ayuda profesional) pero con el apoyo y cariño de mis padres, hermano y los padrinos de mis soles. Todo parecía muy difícil ( y quizás lo era) y todo lo leído no servía pero la leona que había dentro de mí salió a flote y he luchado con uñas y dientes para que mis cachorros crezcan sanas. Ahora mismo tienen 6 meses, pesan 7 kilos y no han cogido ni un catarro. Son muy risueñas, juguetonas y muy muy bonitas.
Así que todo el sufrimiento se ha desvanecido y me siento muy orgullosa de haber llegado hasta aquí. Sé que muchos me tomaron por loca y que la mayoría no creían que llegaríamos a la meta pero aquí estamos, preparadas para empezar la AC.
Querer es poder, amigas!!
Isa Salas
Hoy quiero contaros mi experiencia no para que me alabéis ni piropeéis sino para que pueda servir de ejemplo, de empuje, a aquellas madres ( o futuras madres) de mellizas-os y piensen que es imposible darles el pecho.
Os pongo en situación, soy madre porque era el sueño de mi vida. No tengo pareja y decidí que ya no esperaba más. Todo muy bien menos la recta final del embarazo que empecé a tener serios problemas con la presión arterial. Tanto que las peques nacieron por cesárea ( casi de urgencias) y yo tuve que estar más de 15 horas en observación tras el parto ( separada de mis niñas, completamente perdida) y mi MADRE ( el otro gran tesoro que tengo en la vida) sola con las dos peques. Diréis que por qué os cuento este royo, ahora veréis...
Yo había leído mucho sobre embarazo, parto, lactancia,.. pero la realidad es otra. Te ves sola, cansada, perdida, insegura,... y haces lo que te dicen las profesionales:-“Hay que darle ayuda a las niñas porque son muy pequeñas, se les baja el azúcar, aún tienes poca leche,..”- nos decían a mi y a mi madre. Pues nada, yo muy obediente les daba el bibi y el resto del tiempo las ponía sobre mis pechos. Hasta que ellas, mis guerreras, mis campeonas, consiguieron sacar lo mejor de mi ( ese superalimento “sagrado” que la naturaleza nos ha brindado a las mamás). Y ellas no querían bibi, eran querían teta, y esta mami primeriza perdida se empoderó y dijo: -“fuera bibi, voy amamantarlas a las dos, hasta los 6 meses con LME.”-
Y me dan el alta y me veo en casa, sola ( me refiero sin ayuda profesional) pero con el apoyo y cariño de mis padres, hermano y los padrinos de mis soles. Todo parecía muy difícil ( y quizás lo era) y todo lo leído no servía pero la leona que había dentro de mí salió a flote y he luchado con uñas y dientes para que mis cachorros crezcan sanas. Ahora mismo tienen 6 meses, pesan 7 kilos y no han cogido ni un catarro. Son muy risueñas, juguetonas y muy muy bonitas.
Así que todo el sufrimiento se ha desvanecido y me siento muy orgullosa de haber llegado hasta aquí. Sé que muchos me tomaron por loca y que la mayoría no creían que llegaríamos a la meta pero aquí estamos, preparadas para empezar la AC.
Querer es poder, amigas!!
Isa Salas
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